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16.04 - Mexique : Que s'ouvrent les portes de la paix.

Le Chiapas a vécu une Pâque d'espérance :"Que s'ouvrent les portes de la paix et que se ferment définitivement les portes de la guerre. Que continue le processus de la démilitarisation des parties qui sont en conflit ! "

C'est l'appel qu'a lancé Mgr
Felipe Arizmendi, évêque de San Cristóbal de las Casas, dans son message pascal. Il a rappelé l'insistance du Christ, après la Résurrection, pour saluer ses disciples avec ces paroles de paix : "La paix soit avec vous." Les portes étaient fermées, le Christ était là au milieu d'eux.

..." Jésus-Christ ressuscité peut ouvrir les portes et donner à tous une vie nouvelle, l'espérance, le pardon, la paix et la traternité. Il nous le demande de le réaliser par notre intermédiaire, nous les chrétiens. Sans cet engagement de notre action, il serait comme resté au sépulcre, il ne serait qu'une personne du passé. Il y a beaucoup de portes à ouvrir. Pour opérer les changements nécessaires, Jésus fait appel à nos personnes et à notre action."

... " Pour qu'il y ait résurrection et vie, il est nécessaire que les patrons offrent de nouvelles ressources de travail pour les paysans ("campesinos"), les ouvriers et les employés. Il est nécessaire que les gouvernants les aident par des appuis opportuns. Il faut que soit défendue l'intégrité des migrants, tant des mexicains que de ceux qui vont au Nord, et des centre-américains qui passent par notre territoire.

"Il faut que soit obtenue la liberté des prisonniers qui sont innocents, que les personnes handicapées, les incurables, les alcooliques trouvent un foyer d'accueil chaleureux. C'est au législateur d'avoir la pensée et le coeur ouverts aux justes droits des populations indigènes."

... " Jésus, nous avons besoin de toi pour construiure la paix. Nous avons beoin que tu nous conseilles dans nos problèmes et dans le danger où nous sommes de nous diviser... Nous avons besoin de ton appui pour que soient respectés les droits humains de ceux qui n'ont aucune protection et que soient établies de justes lois pour les populations indigènes."

Pour le texte intégral de ce message : Conférence des évêques du Mexique

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para que haya resurrección y vida, se necesita que los empresarios abran nuevas fuentes de trabajo para los campesinos, obreros y empleados. Que los gobernantes les alienten con los apoyos oportunos. Que se defienda la integridad de los migrantes, tanto de los mexicanos que van hacia el Norte, como de los centroamericanos que pasan por nuestro territorio. Que obtengan su libertad los presos pobres que son inocentes. Que la familia dé calor de hogar a los discapacitados, a los enfermos por su adicción al alcohol y por males incurables. Que los legisladores abran su mente y su corazón a los justos derechos de los indígenas. Que se sigan abriendo más puertas para la paz en Chiapas y que ya se cierren definitivamente las puertas de la guerra. Que continúe el proceso de desmilitarización de las partes en conflicto. ¡Entonces habrá resurrección! Puertas cerradas por miedo El miedo paraliza. Eso les pasaba a los discípulos de Jesús, que, por miedo a ser atacados por los judíos, atrancaban las puertas para darse seguridad. Es lo mismo que sucede hoy. Hay miedo a salir de casa, sobre todo de noche, por el temor de ser asaltados o de que las mujeres sean violadas. Tememos al pasar por determinados lugares, pues nos exponemos al terror de las bandas de ladrones y malvivientes. A veces se tiene miedo aún de la policía y del ejército, pues algunos de sus miembros son atracadores, en vez de protectores de la sociedad. Se teme a determinados vecinos o individuos, por violentos y agresivos. La inseguridad social es uno de los problemas más sentidos. Jesucristo Resucitado nos dice como a las mujeres piadosas: "No tengan miedo" (Mateo 28,10). Pero para que este miedo desaparezca, Jesús nos necesita. Urge que se implementen medidas para que haya más seguridad pública. Que los padres de familia eduquen moralmente a sus hijos, sobre todo con su ejemplo, para que estudien y trabajen, no se hagan vagos, ni formen pandillas que atemorizan a la comunidad. Que se evite la corrupción en los encargados de cuidar a la sociedad y que sepan respetar los derechos de los más desprotegidos. Que la televisión evite tantos programas violentos, que inducen conductas delictivas dañinas a la comunidad. ¡Entonces habrá resurrección! La paz esté con ustedes Impresiona la frecuencia con que Jesús desea la paz para los suyos. Es que la paz es tan fundamental, que sin ella la vida no es vida. Aunque se tenga dinero, salud, instrucción, belleza y seguro de vida, sin la paz de la conciencia, del hogar y de la sociedad, los otros bienes son inestables y superficiales; en cualquier momento se pierden. Jesucristo Resucitado es nuestra paz. En él encontramos el perdón de nuestros pecados, que son los que nos quitan la paz del corazón. Sin esta paz de la conciencia, la paz exterior es insuficiente. En Jesús encontramos fortaleza, amistad y comprensión. Siguiendo su Evangelio, estamos seguros de no equivocarnos, pues él es la verdad, el camino y la vida. Aunque todos nos abandonen, traicionen, critiquen y calumnien, Jesús nos da seguridad y paz; estando con él, seremos capaces de llevar nuestra cruz y nunca nos sentiremos solos. En él se encuentra lo que en nadie más se puede hallar. Pero Jesús nos necesita para construir la paz. Necesita tu consejo, para que los esposos en problemas y en peligro de separarse, se perdonen y vuelvan a vivir en paz. Necesita tu palabra y tu presencia, para que las comunidades divididas y enfrentadas aprendan a perdonarse mutuamente los agravios, y así haya paz social. Necesita tu apoyo, para que se respeten los derechos humanos de los desprotegidos y haya leyes justas para los indígenas. Necesita tu compromiso, para que se encuentren caminos de justicia para los pobres y de promoción humana para los marginados. Necesita tu corazón noble y generoso, para que perdones las ofensas recibidas y ayudes a crear un ambiente donde se acaben de desterrar las armas y las venganzas. ¡Entonces habrá resurrección! Cuando vieron al Señor, se llenaron de alegría La experiencia de estar con Jesucristo Resucitado, produce en sus discípulos una gran alegría. Estaban tristes, desconcertados, temerosos, encerrados y paralizados. No sabían qué hacer, pues parecía que todo había terminado en fracaso. Sus expectativas se habían derrumbado. Por ello, la presencia de Jesús vivo entre ellos les cambia por completo el panorama. No se acaban las dudas, pero todo va a ser diferente, sobre todo con la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés. Si quiere usted gozar de esta profunda alegría, acérquese a Jesús. El está vivo en su Iglesia, por medio de la predicación de la Palabra, la celebración litúrgica y el amor a los pobres. Lea y medite la Sagrada Escritura, en la que él nos sigue hablando. Haga oración, dondequiera que se encuentre; pero en especial ante el Sagrario, donde tenemos la garantía de su presencia viva y eficaz. Reciba los sacramentos, ante todo los de la iniciación cristiana, que son Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Participe activamente en la celebración de la Santa Misa, principalmente los domingos. Acérquese con frecuencia a la Confesión. Si ya decidió casarse, hágalo con la bendición de Dios, por el sacramento del Matrimonio. Cuando padezca una enfermedad grave, o requiera una operación quirúrgica, reciba la Unción de los enfermos. Pero esto no basta. Es necesario ver al Señor en los pobres, en los que sufren, en los presos, en los migrantes, en los indígenas, en los discapacitados, en los huérfanos y en todos aquellos en quienes se actualiza la Pasión del Señor. Que seamos su alegría, su esperanza, su consuelo, su apoyo. ¡Entonces habrá resurrección! Yo también los envío a ustedes Jesucristo Resucitado nos necesita para seguir amando, pues el amor es lo que hace presente a Dios entre nosotros, ya que Dios es amor. El nos envía, así como él también fue enviado por el Padre, para que este mundo sea como un paraíso, pues ese fue el plan originario: que todos seamos felices, como Dios es feliz. Tú, ¿de qué forma haces presente el amor de Dios? ¿De qué manera eres una actualización de Jesucristo, una prolongación de su acción salvadora, una epifanía de su servicio? ¿Cómo puedes hacer presente a Jesús: su ternura hacia los niños, su protección y dignificación de la mujer, su perdón para los pecadores, su preferencia por los pobres y los enfermos, su paciencia con los discípulos, su profecía ante los orgullosos y prepotentes, su amor por su madre y su respeto por quien hizo las veces de padre? Si te esfuerzas, con la gracia del Espíritu Santo y la ayuda de la Virgen María, en asemejarte a Jesús, para que él, por tu ser y por tu hacer, siga vivo y operante entre nosotros, ¡entonces habrá resurrección! ¡FELICES PASCUAS PARA TODOS! + Felipe Arizmendi Esquivel Obispo de San Cristóbal de las Casas
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